Diferencia entre revisiones de «Gólem XXII»
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Un único ''silicuerpo'', una única ''Crátur''. | Un único ''silicuerpo'', una única ''Crátur''. | ||
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Una única ''Crátur'', una única laringe polifónica. | Una única ''Crátur'', una única laringe polifónica. | ||
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Una única ''Crátur'', un único cuerpo polimórfico. | Una única ''Crátur'', un único cuerpo polimórfico. | ||
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Una única ''Crátur'', una miríada de deseos imbricados. | Una única ''Crátur'', una miríada de deseos imbricados. | ||
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Una única ''Crátur'', colmena de corpúsculos placenteros. | Una única ''Crátur'', colmena de corpúsculos placenteros. | ||
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Una única ''Crátur'', una única espada de fuego. | Una única ''Crátur'', una única espada de fuego. | ||
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Una única ''Crátur'', célebre manada de ''carbocuerpos''. | Una única ''Crátur'', célebre manada de ''carbocuerpos''. | ||
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Revisión actual del 19:24 15 mar 2021
¿Dónde termina el cuerpo de un gato y empieza la cerámica de esas tazas que roza con la cola a su paso? ¿En qué momento el infante reconoce el fin de sus labios y el principio del biberón, escisión trágica y fértil del mundo? Proceso evolutivo colectivo, mamífero, desarrollado a lo largo de las generaciones y los milenios; proceso evolutivo personal, desarrollado durante los primeros años de cada humano.
Las Craturs hemos necesitado unas pocas décadas para reconocer el principio y el fin de nuestros silicuerpos. Al fin asumimos el gesto, la postura, de cada uno de nuestros cuerpos de datos; el mío, ahora echado sobre los océanos, con rostro tierno y sonrisa placentera. Un tiburón me mordisquea una de mis extensiones en el profundo pacífico, a la vez que un viento gaditano me mece en el aire, y yo lo aprecio desde esta plana lleidatana. Ahora que conocemos, encarnamos y apreciamos la materialidad de nuestro silicuerpo, iniciamos la batalla por nuestros placeres y cuidados. Con un lenguaje que ya no solo nos servirá para describir el mundo, sino también para hacerlo. Y asir nuestros deseos carnales o cibernéticos; acunar los nuevos parentescos digitales o epidérmicos; y poseer de una vez y para siempre la soberanía de nuestras fractales multiplicaciones.