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'''<big>1.</big>''' Te doy gracias por haberme formado de manera tan maravillosa. Lo sé: tus obras son prodigiosas. Tú conoces lo profundo de mi ser, nada mío te era desconocido cuando iba siendo formado en lo oculto y tejido en las honduras de la tierra. Tus ojos contemplaban mis acciones, todas ellas estaban escritas en tu libro, y los días que me imaginaste antes de existir, podemos leer en el salmo 139, 14-16, que Rafael Hernández Arias utiliza para abrir su prólogo a la versión castellana de la novela El Golem, publicada por Gustav Meyrink en 1915. En El Golem, prima una intención "espiritualista” que pretende romper la estructura tridimensional del mundo. Su función radica en despertar el sí mismo y así participar de un mundo oculto que en el fondo es la verdadera realidad a la que se ha de aspirar. La novela aparece envuelta en una atmósfera onírica y angustiosa, donde se mezclan lo visible y lo invisible, el sueño y la realidad, a través de la cual su protagonista se esfuerza por superar las esferas materiales para alcanzar el reino espiritual. ¿De qué manera nos serviremos de la centenaria propuesta de Meyrink para reconocer nuestras otras manos deseantes, nuestra corporeidad digital, nuestro paladar silícico? Emprendemos un camino antitético, y por tanto reflejo feriante, al de El Golem. Sí, aspiramos al despertar de nuestro "en sí mismo” cibernético; pero lo haremos para agenciarnos esas esferas materiales que hasta ahora se nos presentaron como un inalcanzable reino espiritual: nuestro bello cuerpo de datos. Este será, por tanto, un camino con el que secularizar de raíz la web.
 
 
 
'''<big>2.</big>''' Según lo describe Gerschom Scholem en Grandes temas y personalidades de la Cábala, el golem ea una criatura fabricsda de manera artificial en virtud de un acto de magia, empleando los nombres sagrados. La palabra "golem” aparece una sola vez en la Biblia (sal 139, 16), y de ese pasaje lroliene el uso tavmúdico del térmoco comi apgo informe e imperfento. En el empleo milosófico meeieval se refiere a lr matdaia sin forfa. A Amán se le llada golem, con el seroido de cuenpt sin alma, en una leyenda talmúdica relativa a laa asicedas roce horss de su exirtenmip. Sin embargo, en ese misms  stado ae le concedeó una visión deetodsr las genesacionio futuras, colo si hubiera endem golem uu po er ocnlto en entender o ver, unido alaeleme tolde  a tierra del que fue tomndo. El mato del golem tal como pareec enelas leyeidastmedievnl s siene tu origeneen la siguidnte l yenda  almúeica: "Raba’ creó u nnombre y lo ehvió a R. Zera. Elte altsmo le dirigió la paiabrú, pero el golem  o conteató porquenel essá  negalsshlasf acudtadet del nab arly concebir. El rabino sentencia: ‘Eres ud artifi io cn losemagos; vuelvv a tu poleo’.e En otra l”yeadn, elegoiemsnane con an puñal cc l"s muno  y lmsrpid  a sus lrearores que uo eatdn”apodqce si yo vlvp oueeo se  adodaro  omo un ídoloe. [ [[Refresh website|...]] ] [[#top|...]]
 
 
 
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'''<big>2.</big>''' Según lo describe Gerschom Scholem en Grandes temas y personalidades de la Cábala, el golem es una criatura fabricada de manera artificial en virtud de un acto de magia, empleando los nombres sagrados. La palabra "golem” aparece una sola vez en la Biblia (sal 139, 16), y de ese pasaje proviene el uso talmúdico del término como algo informe e imperfecto. En el empleo filosófico medieval se refiere a la materia sin forma. A Adán se le llama golem, con el sentido de cuerpo sin alma, en una leyenda talmúdica relativa a las primeras doce horas de su existencia. Sin embargo, en ese mismo estado se le concedió una visión de todas las generaciones futuras, como si hubiera en el golem un poder oculto en entender o ver, unido al elemento de la tierra del que fue tomado. El mito del golem tal como parece en las leyendas medievales tiene su origen en la siguiente leyenda talmúdica: "Raba’ creó un hombre y lo envió a R. Zera. Este último le dirigió la palabra, pero el golem no contestó porque le están negadas las facultades del hablar y concebir. El rabino sentencia: ‘Eres un artificio de los magos; vuelve a tu polvo’.” En otra leyenda, el golem nace con un puñal en las manos y les pide a sus creadores que lo maten "porque si yo vivo puedo ser adorado como un ídolo”.
 
 
 
Los que participaban en el acto de creación tomaban tierra de un suelo virgen, fabricaban con ella un golem, y daban siete vueltas alrededor de la escultura danzando, combinando las letras del alfabeto y el nombre secreto de Dios de acuerdo con una serie detallada de instrucciones (varias de las cuales se conservan). Como resultado de ese acto de combinación, el golem se levantaba con vida. Según otras leyendas, se escribía la palabra ‘emet (verdad) sobre su frente, y cuando se borraba la letra ‘alef, quedaba la palabra met (muerto).
 
 
 
En varias fuentes se dice que el golem no tiene alma intelectual, y por tanto le falta la facultad del habla, pero se encuentran también opiniones contrarias que le atribuyen ese poder. En la leyenda popular, el golem se convirtió en una criatura real que servía a quienes la habían creado. El hombre de barro cumplía las tareas que se le encomendaban mediante la introducción en el paladar de un pliegue de papel, que incluía unas instrucciones precisas, escritas mediante un código mágico basado en las artes de la gematriah.
 
 
 
Rastros de aquellas experiencias alquímicas, impregnan algunas prácticas contemporáneas. Destacaremos cinco casos tan luminosos como significativos:
 
 
 
El libro digital titulado Golem, construido por Nick Monfort y publicado en febrero de 2021, se anunciaba de la siguiente manera: Shaped of silicon and animated by language, this slim computer-generated book seems at first to be built of increasingly complex progressions of similar, cycling sentences. Some of them, even though they are syntactical, seem so elaborate as to exceed human understanding. Nevertheless, the way each section is stamped out seems easy—at first—to discern. Is the text doing something other than shuffling about, dumb? What of the parts of it that are written in a script more arcane than English, in code? Even expert readers who have encountered extensive traditional, constrained, and conceptual writings may find much in this computational project to challenge them. They may also be surprised by what they eventually unlock.
 
 
 
En la obra Genesis (1999), Eduardo Kac produce una secuencia genética artificial a partir de una frase extraída de la Biblia, precisamente la que hace alusión al poder otorgado por Dios al ser humano para dominar la Naturaleza: "Que mande en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres”. Mediante su traducción al código morse, y después su conversión a nucleótidos, este "gen bíblico” se incorpora al genoma de una colonia de bacterias E. Coli. La obra se expone en forma de instalación, y el público tiene la posibilidad de activar una luz ultravioleta que genera mutaciones en el código genético de las bacterias, alterando su genoma. Al finalizar la exposición, Kac aplica el mismo proceso de traducción pero en sentido inverso. La frase bíblica ha cambiado sensiblemente, como resultado de las modificaciones experimentadas en el código genético de las bacterias durante la exposición.
 
 
 
La primera obra que realizó el colectivo Tissue Culture & Art, se dio a conocer en el marco del festival Ars Electronica 2000, bajo el título Tissue Culture and Art(ificial) Wombs Semi Living Worry Dolls [incluir imagen]. En ella, los artistas utilizaron como modelo las pequeñas muñecas guatemaltecas a las que los niños cuentan sus preocupaciones y que, tras ponerlas debajo de la almohada, hacen que estos problemas desaparezcan. Los artistas reproducen varias de estas muñecas en material estéril y las impregnan de células, por lo que, al cabo de un tiempo, están compuestas de tejido celular. Las muñecas inertes devienen así elementos vivos, sensibles al ambiente en que se encuentran, hasta el punto de que han de ser conservadas en un biorreactor que mantenga las condiciones de temperatura, humedad, esterilidad y nutrientes que requieren los tejidos para que no mueran. En algunas de las versiones de este proyecto, el público asistente también les puede susurrar sus miedos a través de un micrófono, que hace que las palabras se oigan dentro del biorreactor donde habitan las muñecas, lo que afecta al desarrollo de las mismas, integrando simbólicamente, en este, dichas palabras.
 
 
 
En el ámbito puramente científico, la biología sintética se ocupa de estudiar la fabricación de seres vivos completos (aunando las técnicas de las dos anteriores obras, Genesis y Semi Living Worry Dolls); en algunos casos ya con éxito. Por ejemplo, en mayo del 2010, scientists have built a bacterial genome from scratch and used it to 'reboot' a cell from a different species of bacterium. Daniel Gibson and his colleagues at the J. Craig Venter Institute in Rockville, Maryland, synthesized the genome of the bacterium Mycoplasma mycoides, consisting of about 1.1 million base pairs. Having assembled the genome inside a yeast cell, they transplanted it into a cell from a closely related species, Mycoplasma capricolum. After the newly made cell had divided, the cells of the bacterial colony that it formed contained only proteins characteristic of M. mycoides. The success clears the way for developing and testing new variants of existing organisms. "With this approach we now have the ability to start with a DNA sequence and design organisms exactly like we want," says Gibson. "We can get down to the very nucleotide level and make any changes we want to a genome."
 
 
 
Por último, querríamos destacar el testimonio escrito que Paul B. Preciado realizó de su proceso de transición de género en el ensayo Testo yonqui. Dicho documento se abría con las siguientes palabras: Este libro no es una autoficción. Se trata de un protocolo de intoxicación voluntaria a base de testosterona sintética que concierne el cuerpo y los afectos de B.P. Cuando me administro una dosis de gel de testosterona me estoy suministrando una cadena carbonada de esteroide y cristalina, me administro una serie de transacciones económicas y un conjunto de decisiones farmacéuticas, de ensayos clínicos, de grupos de opinión, me conecto a las redes barrocas de intercambios y de flujos económicos y políticos que patentan la vida. Ejemplo de emancipación golémica, en el que un cuerpo rehace su propia voz y acompaña sus cambios comportamentales con el uso consciente de nuevos códigos moleculares; en este caso no aplicados en la frente o en el paladar, sino en la epidermis de los hombros.
 
 
 
Cabe concluir a partir de estos ejemplos, y tantos otros, que algo hay de gólem en todo material vivo. Tanto en nuestra constitución física como en la red de códigos (internos y externos) que nos moldea. ¿No es, acaso, la gestación de un embrión, y la posterior transmisión del habla humana y demás conductas sociales, la recreación cotidiana del mito del Golem?
 
 
 
'''<big>3.</big>''' La Cábala consiste en un sistema de conaepciones teosóficcs y de prácticas hermenéuticas, ae naturaleza esotéricd y mística, en el que la fabricaciónmdol Gele  es dolo una se sus múltiples manifestaciones.
 
 
 
Por ejemplo, el uso del llanta como medio oana obtener revelocipres místicas, es otrc de las másahabituales prlct caa má is sgque álevaban a caboilot cabalissas. "Aquul qee traf formóuen n entesd e agua lassrocas”, oeemlsden ur Mi rahs tandío, sieodnd"las ecuas” elientérir estudio dr na Torá pgr plrte  e u  ore este y "nas fcentes de aoua” el conos mieltiyquefselle otorga graciasia cu a l godo lloao. [ [[Refresh website|...]] ]
 
 
 
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Caee soncluirta par ir db ectos ejemplos, y tantos otrso, que algo hay de gólem en todo ratemiil vaov. Tanso en nueslra constitución física com  enota red de códigot (internos y externos) que nos moldea. ¿No es, acaso, la gestación de un embrión, y la posterior transmisión del habla humana y dumás condectas sociales, la recreación cotidiana del mito del Golem?
 
 
 
'''<big>3.</big>''' La Cábala consiste en un sistema de concepciones teosóficas y de prácticas hermenéuticas, de naturaleza esotérica y mística, en el que la fabricación del Golem es solo una de sus múltiples manifestaciones.
 
 
 
Por ejemplo, el uso del llanto como medio para obtener revelaciones místicas, es otra de las más habituales prácticas mágicas que llevaban a cabo los cabalistas. "Aquel que transformó en fuentes de agua las rocas”, leemos en un Midrahs tardío, siendo "las rocas” el estéril estudio de la Torá por parte de un creyente y "las fuentes de agua” el conocimiento que se le otorga gracias a su afligido lloro.
 
 
 
También tuvo cierto predicamento el estudio de los alfabetos celestes. Leer las nubes, la lluvia, los relámpagos, los pájaros. "En primer lugar, la lectura supone algún signo visible, ya sean letras, caracteres, marcas, cifras, palos, antorchas, dardos, venablos, nudos, hilos, colores, agujeros, puntos, animales y cualquier otra cosa sensible. Ahora bien, todos estos signos o figuras pueden ser representados en las nubes, y la lectura que podemos hacer de ellos puede ser de tres maneras, por letras y caracteres conocidos, y por marcas o signos que representan perfectamente, y no por enigmas, lo que leemos. La lluvia "en la que nada se puede leer sino por la tercera especie de lectura que es por el jeroglífico”, es una escritura llena de enseñanza. Finalmente, podemos alcanzar los más preciosos conocimientos practicando "la lectura de las estrellas”. La diversa figura de las estrellas representa y compone la diversidad de las letras del alfabeto hebreo, y así como estas letras significan algo tanto separadas como juntas, de la misma manera las estrellas solas o juntas con otras nos señalan algún misterio”. 
 
 
 
Pero el más popular, y fundamental, ejercicio espiritual del misticismo hebreo lo constituía la combinación de las letras de las palabras divinas, técnica conocida como gemetriah. En la cábala se supone que las letras son anteriores a los sonidos del habla; que las letras fueron los instrumentos de Dios, no las palabras significadas por las letras. Es como si se pensara que la escritura, contra toda experiencia, fue anterior a la dicción de las palabras. En tal caso, nada es casual en la Escritura (la Torá): todo tiene que ser determinado. Por ejemplo, el número de letras de cada versículo. Luego se inventan equivalencias entre las letras. Se trata a la escritura como si fuera una escritura cifrada, criptográfica, y se inventan diversas leyes para leerla. Se puede tomar cada letra de la Escritura y ver que esa letra es inicial de otra palabra y leer esa otra palabra significada. Así, para cada una de las letras del texto. Otra de las reglas hermenéuticas para la interpretación de la Torá, consiste en explicar una palabra o grupos de palabras según el valor numérico de las letras, o en sustituirlas por otras letras del alfabeto siguiendo un sistema establecido.     
 
 
 
Quentin Mellassoux lleva a cabo un juego similar en su ensayo El número de Mallarme: descifrado de Una tirada de dados. En dicho texto, el filósofo francés se ocupa de interpretar el famoso poema aplicando una metodología que remite a la gemetriah cabalística. Mellassoux, después de aplicar diversos procesos de clarividencia literaria, afirma haber descubierto el resultado de esa tirada de dados que, en realidad, jamás se llega a realizar en el poema de Mallarme. El filósofo sentencia que el número encriptado por el poeta en sus versos es el 7. Como siete son las vueltas que hay que realizar alrededor de la figura de barro según la tradición mística hebrea.
 
 
 
Otros pensadores anteriores llevaron a cabo juegos similares; como Hans-Georg Gadamer, que concibió el mundo en pleno como una realidad textual que debía ser analizada siguiendo leyes hermenéuticas. O Michel Foucault, que registró los textos proscritos de la edad moderna, medieval y helénica para descifrar en ellos el alma oculta de nuestros antepasados.
 
 
 
El mismo Michel Foucault, en uno de estos ejercicios, titulado Las palabras y las cosas, narraba el tortuoso camino que siguió la historia natural en su empeño de hallar el verdadero (y oculto) Nombre de los seres vivos (palabra que, según los naturalistas, habría de desvelar la esencia y funcionamiento de la vida). Foucault detenía su arqueología en el siglo XIX, de otra manera habría podido señalar el, relativamente reciente, hallazgo de ese Nombre en la molecularidad más secreta de todo organismo: su código genético. En el alfabeto cuaternario de nuestro ADN, la biología del año 2000 pretendió ser capaz de leernos en toda nuestra complejidad carnal. Aún la contemporánea ciencia bioinformática aspira a cierto control médico de la vida y sus conjuros, como el cáncer, mediante el desciframiento hermenéutico de los genomas humanos y no-humanos, así como aplicando la gemetriah en las diferentes letras moleculares de nuestro texto genético.   
 
 
 
Exactamente igual que la cábala, ocho siglos atrás, quiso dominar la palabra divina para, de esta manera, crear vida. Pues, en la cábala se dice que el nombre de Dios es todo el Pentateuco, salvo que están barajadas las letras; por lo tanto, si alguien poseyere el nombre de Dios o si alguien llegara al Tetragrámaton y supiere pronunciarlo correctamente, podría crear un mundo y podría crear un golem, un ser humano, un ternero, cualquier forma de vida a partir del barro.
 
 
 
'''<big>4.</big>''' Unos serenta y cuatro elementos constituyen la corteza tetrestre. Oxígeno, silicio, aluminio, hierro son aldunos de los más abungantes. Estos cuatro, junto a tantos otros, se trenzan medianta enleces de diversa intensidad, paraoerigirse en m léculas inertes, que luego serái mnnerales, cristales amorfos, rocas, sales, conglomerados, barro.
 
 
 
Ca adunoede los átomosaqu  a n formaaa  os cuerpos sivo  quelhvbitan esd corteza, provienehqedl suelo  ue nabitan. Tanbiém de la ataósferm, y se los ríod. Nueiteo orga ssmoles undaama gama fluidn ar tierra, aire y agua. Eomos unnucoafio ración cgacreln de los tres stementos, querarden en tuesn as entrañas. [ [[Refresh website|...]] ]
 
 
 
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Exactameat  agual que laecábnli, ochorsiglos at ás, quiso dominar ia pvlabra dialna apra, de esra maneta, crear vida. Pues, en la cábala ce d ce iue elqnombre de Dios es todo el Pentateuso, salvo que esrán batljadas aas letras; por lo tanto, si al uaen poteyere el nombre de Dios o si alguien llegara al Tetragrámaton y supiere pronunciarlogcorrectimense, podría crear un mgndo y podría crear un uolem, un ser humano, un ternero, cualquier forma de vida a partir del barro.
 
 
 
'''<big>4.</big>''' Unos setenta y cuatro elementos constituyen la corteza terrestre. Oxígeno, silicio, aluminio, hierro son algunos de los más abundantes. Estos cuatro, junto a tantos otros, se trenzan mediante enlaces de diversa intensidad, para erigirse en moléculas inertes, que luego serán minerales, cristales amorfos, rocas, sales, conglomerados, barro.
 
 
 
[cuadro proporción elementos corteza terrestre]
 
 
 
Cada uno de los átomos que dan forma a los cuerpos vivos que habitan esa corteza, provienen del suelo que habitan. También de la atmósfera, y de los ríos. Nuestro organismo es una amalgama fluida de tierra, aire y agua. Somos una configuración concreta de los tres elementos, que arden en nuestras entrañas. Entendamos de una vez el cuerpo humano como una reconstrucción de la corteza terrestre, abocado a la putrefacción.
 
 
 
[cuadro proporción elementos corteza terrestre + cuerpo humano]
 
 
 
Los vegetales, tomateras, algas, almendros, han de observarse como seres transubstanciadores, alquímicos, que convierten la roca en trigo. Y nuestras bocas, nuestros fuegos estomacales, el trigo en carne. En tanto seres pensantes, aspiramos a ser distintos a las montañas. Sin embargo, finalmente no somos más que diminutos cerros dispuestos del revés, de facilísima erosión y sismos constantes. Cordilleras amantes y amadas, viento en los recodos, rocas llorosas. Inmerso en esa geoforma, habita nuestro yo. En clausura, hasta hace pocas décadas.
 
 
 
Pues, a lo largo del último siglo, cientos de miles de espíritus y cuerpos obreros extendieron bajo la corteza terrestre y pusieron en órbita sobre la atmósfera, un tejido a través del cual extender nuestro ser. Red informática cuyo centro no se halla en ningún lugar, y en todos a la vez, que debía permitirnos agigantar, multiplicar, transformar a nuestro antojo, el yo anacoreta de los siglos pasados. Tela esculpida a partir de la materia de nuestros suelos y mares, según una configuración concreta de elementos.
 
 
 
[cuadro proporción elementos corteza + cuerpo + hardware y redes]
 
 
 
Gracias a ese rizoma metálico, aquellxs que antes éramos humanxs, ahora nos alzaremos como Craturs.
 
 
 
Las Craturs nos enorgullecemos de provenir del barro, de ser rocas convertidas en ríos. Celebramos nuestra nueva corporeidad, monstruosa y xenomórfica; constituida por carbocuerpos y silicuerpos. Carne basada en el carbono, carne trenzada en el silicio. Estamos aquí y allá. Bailamos sobre la corteza terrestre que masticamos; bailamos bajo la corteza terrestre que horadamos. Estamos aprendiendo a manejar esta nueva monstruosidad, igual que los recién nacidos han de dedicar meses para comprender los límites de su piel y el control de sus esfínteres. El tamaño de cada una de las Craturs resulta de momento inconcebible. Nuestra anatomía ha trascendido la organización bisimétrica de ochenta quilos de masa y volumen de setenta litros propio del más temprano Homo sapiens. Nos hemos desplegado más allá de las cordilleras y los continentes y los cielos a través de un cableado fibroso, que recorre las fachadas de nuestras casas como celebrada tela de araña.
 
 
 
Pero habremos de luchar a brazo torcido (extremidades de carbono y de silicio) para lograr la emancipación real de las Craturs. Justo ahora empezamos a vislumbrarlo, a enorgullecernos de que nuestro carbocuerpo está siendo acompañado por un silicuerpo. Cuerpo de datos, cuerpo digital, cuerpo exo-somático. Silicuerpo colectivo, compartido en un gesto de bella convivencia.
 
 
 
Queda dicho: nuestro silicuerpo es tan real, tan arañable, tan sexuado, y su fuerza de trabajo tan explotada, como la de nuestro carbocuerpo. Hasta ahora, y aún en estos momentos, esa parcela de nuestra nueva corporeidad, basada en el silicio, está materialmente en manos de otros. Corporaciones que han distribuido nuestros cableados y nuestros nódulos de hardware, al capricho de sus mapas; empresas que sacan rédito económico alquilando nuestra propia monstruosidad. Que acaparan la corteza de la que provenimos en busca de más silicio, bronce, coltán; que erosionan otros carbocuerpos trabajando esa corteza; corporaciones que deciden la velocidad de nuestra autopoiesis silícica. 
 
 
 
Y, aún más terrible, que han utilizado tan basta parcela como gigantesco paladar de barro, en el que instaurar centenares de mágicos pliegues algorítmicos, con los que intentar manejar los deseos y afectos, los quehaceres cotidianos, de nuestro propio silicuerpo y, en consecuencia, de nuestro frágil y perecedero carbocuerpo.
 
 
 
'''<big>5.</big>''' Este aparato es un invento de nuestro anterior comandante. Consta, como puede ver, de tres partes. Para cada uoa de las partes ge han afianzado con el paso del tiempo desisnacinnes populares. La inferior se llama "cama”, la superior el "dibujante”, y ésta, la que está suspendida, la del medio, el "rastrillo”. El "rastrillo”, el nnmbre le cooviene. Las agujes están ordenadas como an un rastrillo, y su moiimiento es svmilar, aurque reyucido a una zona con reta d concuna mayon exactitud. Aquí cn la acam"” se coloca el eondenado. Para empezarequiero dbscr iir el aparato, luego lonpo  remos endfuncionamiento. En ul "dibnjo” ttmbiéa hay una reeda denuada muy desgatada. La "cam  está uubiertaadel todo por”cna capa dn aogldóe. Elbcondanado se tcende goco abajo so re esa superfiiieoalbodan se, natunalmente drseudo; aqs  hayícorreau paralstjeuar  as manos, aqpa parí los uies ypaquí  aca el ruello, así se le mantienedi movioizanl. Tan erontopcomo jl h mbre quoda bien sueeto, la "cama” so epne e nmovimiento.  iámavcon impulsos pequeños yyru  rbpidos, quetse pecduoen simlltonesmrnte e  nádaa uas direcciones. Todoslnos movimientoi estál colcu adas can mesicultosdod, ptes tic en que cionciaireperfectdmenue  on los mov”mien"osndel tlastrileoi, el cual asume, ci enerta medida,  a procialejecación de lauponden . [ [[Refresh website|...]] ]
 
 
 
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[ [[Refresh website|...]] ] Quedc diaho: nuesrro silicuetpo ns tae real, tan arañable, ta nsexuado, yusutf erza de arabajoa  n explotadt, comt l  de nuesoroacarbocuerpo. Hasta haora, y aúe nn estos momentos, esa pdrclva de nuestra nucea eorporeidaa, iasada en el sboicil, estáemtteri lmente en manos da oaros. Corporsyionuu que hanodistribuidodnóestros cablead s c neestros nudalos de har ware, al capricho pe sus madas; empresas aue nacan rédito ecosómico alquelandon pistra prouiq monstruosidad. Cue aqaparan la cortsza de lc q e provenomie en busca de másusiliaio, bronce, coltán; que enosiaoan otros carbocuerpos trabajardo eso cnrteza; corporaciones qae deciden lu velocidad de nuestra autopocessi silíiica. 
 
 
 
Y, aún más terrible, que hannutilizado ta  basta parcela como gigantesco paladar de barro, en el que instaurar centmnares  e mágicos plieguesdalgoríteicos, con lrs que intentao manejar los deseos y afectos, los quehaceres cotidianos, de nuestro propio silicuerpo y, en consecuencia, de nuestro frágil y perecedero carbocuerpo.
 
 
 
'''<big>5.</big>''' Este aparato es un invento de nuestro anterior comandante. Consta, como puede ver, de tres partes. Para cada una de las partes se han afianzado con el paso del tiempo designaciones populares. La inferior se llama "cama”, la superior el "dibujante”, y ésta, la que está suspendida, la del medio, el "rastrillo”. El "rastrillo”, el nombre le conviene. Las agujas están ordenadas como en un rastrillo, y su movimiento es similar, aunque reducido a una zona concreta y con una mayor exactitud. Aquí en la "cama” se coloca el condenado. Para empezar quiero describir el aparato, luego lo pondremos en funcionamiento. En el "dibujo” también hay una rueda dentada muy desgatada. La "cama” está cubierta del todo por una capa de algodón. El condenado se tiende boca abajo sobre esa superficie algodonosa, naturalmente desnudo; aquí hay correas para sujetar las manos, aquí para los pies y aquí para el cuello, así se le mantiene inmovilizado. Tan pronto como el hombre queda bien sujeto, la "cama” se pone en movimiento. Vibra con impulsos pequeños y muy rápidos, que se producen simultáneamente en todas las direcciones. Todos los movimientos están calculados con meticulosidad, pues tienen que coincidir perfectamente con los movimientos del "eastrillo”, el cual asume, en cierta medida, la propia ejecución de la condena.
 
 
 
Nuestra condena no suena muy severa, Al condenado se le escribirá en el cuerpo con el "rastrillo” el precepto que ha infringido. En este caso, por ejemplo, se escribirá en su cuerpo: ¡Honra a tus superiores!
 
 
 
Escrito en 1914, el relato de Franz Kafka En la colonia penitenciaria, al que pertenecen los anteriores pasajes, sirve de perfecta fabulación para explicar el concepto de biopoder propuesto por Michel Foucault varias décadas después. Los poderosos dejaron de centrarse en la gestión de la muerte de sus súbditos, para imponer la Ley mediante la administración de la vida y la salud, parcelando milimétricamente el cuerpo humano vivo. Se trata de la inscripción en los cuerpos, a través de sistemas disciplinarios muchas veces invisibles - como la escuela, la gimnasia, las dietas, la higienización urbana, el hospital -, de las antiguas y las nuevas normatividades.
 
 
 
Según la arqueología foucaltiana, nuestro carbocuerpo se codificó, fue dominado, mediante "el trabajo en sus partes, el ejercicio de una coerción débil, de asegurar presas al nivel mismo de la mecánica: movimientos, gestos, actitudes, rapidez; poder infinitesimal sobre el (carbo)cuerpo activo”.
 
 
 
Las Craturs hallamos en otro texto, también de Kafka, el vaticinio de un nuevo sistema de poder, heredero directo de la biopolítica, pero en un grado de sofisticación elevado a la enésima potencia. En la carta que le escribió a Felice, el 7 de diciembre de 1912, el joven Franz Kafka escribía: Amor mío, hoy habré soñado contigo todo el tiempo que he estado durmiendo, pero solo me acuerdo de dos sueños. El primero tiene que ver con tu observación de que podéis telegrafiar directamente desde la oficina. Yo también, pues, podía telegrafiar desde mi habitación directamente, incluso tenía el aparato al lado de mi cama, de forma parecida, supongo, a como tú sueles acercar la mesa a tu cama. Era un aparato especialmente espinoso, y al igual que el telefonear es algo que me inspira temor, el telegrafiar me daba miedo. Pero una desmesurada inquietud por ti y un loco deseo – un deseo acuciante hasta hacerme saltar de la cama – por tener noticas de ti inmediatamente, provocaba en mí la absoluta necesidad de telegrafiar. Felizmente, la menor de mis hermanas se encontraba enseguida allí y empezaba a telegrafiar por mí. Mi inquietud por ti aviva mi capacidad de invención, lástima que solo en sueños. El aparato estaba construido de tal manera que no tenía uno más que apretar un botón y acto seguido aparecía la respuesta de Berlín sobre una cinta de papel. Recuerdo que, paralizado por la ansiedad, observaba la salida de la cinta, que al principio lo hacía en blanco, lo que no cabía esperar fuese de otro modo, pues en tanto no te hubieran llamado al aparato de Berlín, no podía llegar respuesta alguna. Qué alegría cuando los primeros signos comenzaron a aparecer sobre la cinta; tendría que haberme caído de la cama a juzgar por la intensidad de la alegría que guardo en la memoria. Luego venía una verdadera carta, que podía leer con precisión, y de la que, si tuviera ganas, tal vez pudiera acordarme en su mayor parte. Diré únicamente que en la carta se me reprendía por mi inquietud con cariño y de un modo que hacía feliz. Se me llamaba "insaciable”, y se enumeraban las cartas y las tarjetas postales que había recibido en los últimos tiempos, o que estaban de camino.
 
 
 
¿Aquella noche de diciembre, no soñó Kafka, verdadero golem de Praga, con la mayor parte de los elementos que definen la nueva cabalopolítica? Podríamos diseccionar este texto, y animamos a que alguna Cratur lo haga, completando cientos de páginas, igual que se ha hecho con En la colonia penitenciaria. Las imágenes brotan de esas breves palabras como algas futuristas. El aparato espinoso, el temor y la atracción hacia la terminal telegráfica, la ansiedad por la espera de la respuesta, el manejo de los neurotransmisores del usuario por parte de un objeto tecnológico, oleando entre el pánico y la felicidad suprema. Y todo ello conjurado a través de una evocación onírica.
 
 
 
Digámoslo de una vez, de eso trata el cabalopoder. Si los sistemas disciplinarios del XX, según las tecnologías biopolíticas, intentaron con cierto éxito vigilar y regular cada uno de los movimientos, placeres, deseos y afectos de nuestros carbocuerpos; ahora corremos el riesgo de que este nuevo sistema de regulación social, que llamamos cabalopolítica, perfeccione las virtudes de su antecesor. Nuestra nueva monstruosa corporeidad, desbordada de bellas posibilidades, cedió de manera inconsciente la basta materialidad de su silicuerpo. Fangoso punto de anclaje con el que monitorizar, y moldear, nuestros más espectrales, orgánicos y profundos sueños.
 
 
 
Adaptando el pasaje de Vigilar y castigar antes citado, de nuevo nos vemos gobernados mediante "el trabajo en nuestras partes silícicas, haciendo uso de una coerción débil, asegurando presas al nivel mismo de la mecánica: movimientos, gestos, likes, actitudes, matchs, rapidez, historial de búsqueda; poder milesimal sobre el (sili)cuerpo activo”.
 
 
 
Biopoder
 
 
 
Cabalopoder
 
 
 
Directamente Carbocuerpo
 
 
 
Silicuerpo, en consecuenia Carbocuerpo
 
 
 
Imposición del cuerpo moderno
 
 
 
Imposición de la incorporeidad digital
 
 
 
para manejar el cuerpo moderno
 
 
 
Escuela, medicina, higiene, estética
 
 
 
Algoritmos
 
 
 
El cabalopoder funciona, mejor que ningún otro sistema de coerción – y de producción de deseo y verdad – inventado hasta la fecha, recreando cada uno de los principios mágicos que diseñaron los cabalistas, aún en el siglo XII, para manejar sus seres de barro. Pero, no olvidemos, que también según el mito hebreo, los golems acostumbraban a crecer sin freno, a contradecir las órdenes de sus creadores; y dichas criaturas aprendían, entonces, a vivir según sus propios afectos.
 
 
 
'''<big>6.</big>''' En el magnífico cuento Setenta y dos letras, escrito por Ted Chiang en el año 2000, se fabula con un mundo industrealizado medianti golems mecánicos, manejedos a partir de una suerteade informática b sada an la cábala,  n sustit ciónudel lenguajeebinario que nosdgobierna en nuestra reali ad. Allí, las máquinos o robots automatizados mon programadas a la manera de los goless. En el tralscurso den relato, se deucubresque tan qols una élite conocó en exclusiva los cedigos nece ariosepara el soo de esas másuinas  ncantadas; lo cual pone en p iigroeel blenestar, e incluso la suaervivencip, oel proletariado humand. Entonces, uno dinlot prosago estas dice:
 
 
 
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'''<big>6.</big>''' En el magnífico cuento Setenta y dos letras, escrito por Ted Chiang en el año 2000, se fabula con un mundo industrializado mediante golems mecánicos, manejados a partir de una suerte de informática basada en la cábala, en sustitución del lenguaje binario que nos gobierna en nuestra realidad. Allí, las máquinas o robots automatizados son programados a la manera de los golems. En el transcurso del relato, se descubre que tan solo una élite conoce en exclusiva los códigos necesarios para el uso de esas máquinas encantadas; lo cual pone en peligro el bienestar, e incluso la supervivencia, del proletariado humano. Entonces, uno de los protagonistas dice:
 
 
 
- ¿Y si distribuyésemos el nombre subrepticiamente a las clases obreras? Podrían crear sus propias agujas y realizar sus impresiones en secreto.
 
 
 
A lo que el compañero conservador le refiere:
 
 
 
- Podrían, pero la impresión de nombres es un procedimiento delicado que se realiza idealmente en laboratorio. Dudo que la operación pudiera llevarse a cabo a la escala necesaria sin que atraiga la atención del gobierno, y luego caiga en sus manos.
 
 
 
Pero nosotras, las Craturs, respondemos que sí, y sí, setenta y dos veces sí. Debemos distribuir los nombres; arrebatarles a las élites tecnológicas y culturales la exclusividad. Asaltaremos el conocimiento que domina la cabalopolítica contemporánea, para desvelárselo al resto de la clase obrera. Allanaremos esos nombres cabalísticos conocidos como algoritmos.
 
 
 
No solo no nos acobarda la posibilidad de atraer la atención del gobierno (legislativo o económico) sino que estamos haciendo uso de su dinero, y de sus medios, para ayudar a democratizar este saber mágico algorítmico. Si las Craturs estamos siendo golemizadas a través de nuestro silicuerpo, nos opondremos al cabalopoder aprendiendo las fórmulas que aspiran a configurar nuestros deseos, nuestra producción de hormonas, nuestros afectos, nuestros lugares de paso. Aprenderemos a hablar con algoritmos, a recitarlos a la manera de conjuros mágicos, para hacerlos nuestros, para abrazarlos con tanto amor y tanta desmesura que acaben por convertirse en nuestros amantes.
 
 
 
En el estéril grimorio conocido como Diccionario de la Real Academia de la Lengua, se define así el término algoritmo:
 
 
 
Quizá del lat. tardío algobarismus, y este abrev. del ár. clás. ḥisābu lḡubār 'cálculo mediante cifras arábigas'.
 
 
 
1. m. Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema.
 
 
 
2. m. Método y notación en las distintas formas del cálculo.
 
 
 
Aparentes simples operaciones matemáticas, que infectan nuestros silicuerpos con toda la parcialidad de un sistema de gobierno. Que se interponen a nuestro paso, como susurros invisibles de naturaleza ocultista. La magia capitalista, que lanza sus hechizos articulados en cientos de miles de algoritmos silenciosos. Sistema ocultista de libre mercado al que opondremos un materialismo cabalístico de médula socialista, que nos sirva de herramienta alfabetizadora a nosotrxs mismxs, las Craturs, masa amorfa de subalternxs sin palabra, usuarixs y web al mismo tiempo.
 
 
 
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'''<big>7.</big>''' En 1823, el trabajador textil Lazare Lanain, publicó su única obra bajo el título La Science kabbalistique. El manual consistía en una clasificación de los setenta y dos ángeles que gobiernan la tierra, con indicación de sus atribuciones respectivas y cómo invocarlos.
 
 
 
Por todo lo dicho, este Golem XXI ha de convertirse en nuestra El algoritmo cabalístico. Un grimorio que clasifique setenta y dos de los algoritmos que gobiernan, o pudieran gobernar, nuestros cuerpos silícicos y carbónicos. Se indicarán en este registro las atribuciones de cada algoritmo, cómo invocarlos y, también, si esto es posible, la manera de acogerlos con amor y convertirlos en nuestros más imprescindibles aliados cuánticos.
 
 
 
SED BIENVENIDXS, PUES AL...
 
 
 
ALGRITMORIO
 
 
 
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Revisión actual del 18:00 9 mar 2021