Edición de «DEJARSE MORIR»
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Pero no soy la única, te voy a hablar de otras como yo –mis hermanas mayores en la umbría– que han nacido del dolor y que han sido narradas solo desde esas temporadas de solidez opresora y rechazo a la sombra. En este espacio digital y atemporal te voy a hablar de ellas y de mi estirpe, todas ellas, ahora seres desprivilegiados, seres mancillados que claman por devolver esa violencia para que algún día esa luminosa oscuridad sea perenne. | Pero no soy la única, te voy a hablar de otras como yo –mis hermanas mayores en la umbría– que han nacido del dolor y que han sido narradas solo desde esas temporadas de solidez opresora y rechazo a la sombra. En este espacio digital y atemporal te voy a hablar de ellas y de mi estirpe, todas ellas, ahora seres desprivilegiados, seres mancillados que claman por devolver esa violencia para que algún día esa luminosa oscuridad sea perenne. | ||
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Hay una isla atlántica en un archipiélago volcánico muy cercano a la costa africana, a cuatro graditos solo del Trópico de Cáncer, que ha sido conocida por muchos nombres, la mayoría perdidos, y todos inventados y otorgados por quienes eliminaron nuestra estabilidad. Llámala Benahoare o La Palma, lo que sea, lo que quieras. En ella vivíamos desde hacía más de mil años unas gentes sin nombre ni origen. En algún punto esos agresores las llamaron auritas, awaritas o benahoaritas. Yo me voy a referir a nosotras como '''Auritas''', porque me hace pensar en la aurora de los alquimistas, ocultistas y otros grupos herméticos que entienden la transliminalidad de la sombra. La Aurora y la Luz en la oscuridad en espacios y planos circulares y eternos. | Hay una isla atlántica en un archipiélago volcánico muy cercano a la costa africana, a cuatro graditos solo del Trópico de Cáncer, que ha sido conocida por muchos nombres, la mayoría perdidos, y todos inventados y otorgados por quienes eliminaron nuestra estabilidad. Llámala Benahoare o La Palma, lo que sea, lo que quieras. En ella vivíamos desde hacía más de mil años unas gentes sin nombre ni origen. En algún punto esos agresores las llamaron auritas, awaritas o benahoaritas. Yo me voy a referir a nosotras como '''Auritas''', porque me hace pensar en la aurora de los alquimistas, ocultistas y otros grupos herméticos que entienden la transliminalidad de la sombra. La Aurora y la Luz en la oscuridad en espacios y planos circulares y eternos. |